Cuentos de
mi abuelo (serie)
Juego
del caliche (Título)
…Salí que me
las piraba del perfeccionamiento de inglés y llegue en un instante a la casa de
mi abuelo. Observé con extrañeza que mi queridísimo compinche no estaba
preparado. Un poco enfadado le reproché que no me esperase casi en la puerta y
le dije:
- Abuelo, mira qué hora es y aún no estás dispuesto. Mi
abuelo nunca me reñía y cuando era necesario, lo hacía, para que yo razonara, en
forma de pregunta. Entonces intervino:
- Horacio, ¿Acaso sabes si la lluvia nos dejará pasear,
estás seguro que mis fuerzas aguantarán el envite del tiempo?
Mientras nos calentábamos en la discusión vi que se dirigía
a su taller de bricolaje y apareció con unas gafas ahumadas de esas que usan
los soldadores de hierro. Entonces me invitó a colocármelas y me dijo:
- Horacio, ponte estas gafas y mira atentamente que te voy a
mostrar un cuadro y vas a ver cosas desconocidas e inesperadas. Me dijo más,
estate atento y me describes con detalle todo lo que vayas viendo en el cuadro.
Por favor, no pierdas detalle.
Yo, muy obediente a las indicaciones de mi viejo, me puse
las gafas, atesté mi cabeza contra el cuadro y empecé a ver cosas que jamás
había contemplado.
- Abuelo, le dije, estoy viendo siete niños y cada uno lleva
en la mano un tejo. Uno de ellos ha cortado una caña muy gorda que mide algo
más de un palmo. Otro ha dibujado en el suelo un círculo un poco más grande que
una loseta de 40 centímetros. Otro ha medido siete pasos desde el cuadro hacia
fuera y ha trazado una raya de dos pasos de larga. Ahora están todos a la
altura del cuadro y están tirando los tejos hacia la raya y se están yendo
todos hacia los tejos y observo que están midiendo la distancia de cada uno de
los tejos hacia la raya. Se están sacando de sus bolsillos un Euro cada uno y
los están depositando encima de la caña que permanece en el centro del círculo
de forma vertical.
Al oír la palabra Euro, mi abuelo no pudo permanecer callado
y me dijo doctamente, como si fuese un maestro, a la vez que me regañaba
cariñosamente:
- Horacio, el Euro
empezó a usarse por primera vez en Europa de modo definitivo el año de 2002.
Antes estuvo circulando con la peseta durante dos años. Antes que el Euro los
españoles usábamos la peseta como moneda de cambio. Lo que tú has visto que
están poniendo es una moneda de 10 céntimos de peseta que empezó a usarse en
España en el año de 1868 reinando Isabel II . La moneda de diez céntimos
(perrogordo) se parece un poco al Euro pero es mucho más fina y sin bordes
casi. Pero bueno, te he interrumpido -dijo mi abuelo- perdona y sigue con lo que estabas observando
en el cuadro.
Entonces, obediente a las órdenes de mi querido abuelo,
continué diciéndole:
- Abuelo, ha tirado uno de los niños participantes al
caliche y ha sacado dos monedas del círculo, se las ha guardado, las están
colocando de nuevo las restantes y ahora lanza el tejo otro participante. Todas
han caído dentro, las están poniendo de nuevo y ahora es otro el que tira. Me
estoy dando cuenta que van tirando por el orden que sus tejos cayeron más cerca
de la raya de dos pasos que habían trazado.
…Hice una respiración profunda como si estuviese cansado y a
la vez un desperezo. Entonces, mi abuelo, siempre solícito a mis caprichos, me
pasó la mano por la cara cariñosamente y como era habitual, me mesó el pelo y
me dijo:
Horacio, tenías ganas de pasear pero ¡¡¡vaya siesta que te
has echado, eh!!!
Nota
editorial
El juego del caliche tiene un significado real, como el descrito por los compinches y confabulados nieto y
abuelo.
Tenía también en la época del abuelo un significado
fálico. Por ello
A)
Los jóvenes que
iban a ‘la Cuesta de la Magdalena’ hoy Plaza Mayor de Murcia, se citaban de
esta guisa: ¿Derribamos el caliche?
B)
Los más
religiosos que acudían al párroco a descargar sus conciencias decían al
confesor: ‘me acuso, padre, que me han tirado el caliche’
C)
Los más osados
a la hora de cortejar a las mozas, procedían de este jaez: ‘nena, tu arte en
el derribo del caliche tiene que ser de antología’ y otras lindezas similares
Por Victorio Navarro
Vigueras
Viejo, calvo y loco maestro
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