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miércoles, 21 de noviembre de 2012

sábado, 17 de noviembre de 2012

Cuentos de mi abuelo (Juego del caliche). 2ª Edición en NABUENSA directamente


Cuentos de mi abuelo (serie)


 

 
Juego del caliche (Título)

         …Salí que me las piraba del perfeccionamiento de inglés y llegue en un instante a la casa de mi abuelo. Observé con extrañeza que mi queridísimo compinche no estaba preparado. Un poco enfadado le reproché que no me esperase casi en la puerta y le dije:

- Abuelo, mira qué hora es y aún no estás dispuesto. Mi abuelo nunca me reñía y cuando era necesario, lo hacía, para que yo razonara, en forma de pregunta. Entonces intervino:

- Horacio, ¿Acaso sabes si la lluvia nos dejará pasear, estás seguro que mis fuerzas aguantarán el envite del tiempo?

Mientras nos calentábamos en la discusión vi que se dirigía a su taller de bricolaje y apareció con unas gafas ahumadas de esas que usan los soldadores de hierro. Entonces me invitó a colocármelas y me dijo:

- Horacio, ponte estas gafas y mira atentamente que te voy a mostrar un cuadro y vas a ver cosas desconocidas e inesperadas. Me dijo más, estate atento y me describes con detalle todo lo que vayas viendo en el cuadro. Por favor, no pierdas detalle.

Yo, muy obediente a las indicaciones de mi viejo, me puse las gafas, atesté mi cabeza contra el cuadro y empecé a ver cosas que jamás había contemplado.

- Abuelo, le dije, estoy viendo siete niños y cada uno lleva en la mano un tejo. Uno de ellos ha cortado una caña muy gorda que mide algo más de un palmo. Otro ha dibujado en el suelo un círculo un poco más grande que una loseta de 40 centímetros. Otro ha medido siete pasos desde el cuadro hacia fuera y ha trazado una raya de dos pasos de larga. Ahora están todos a la altura del cuadro y están tirando los tejos hacia la raya y se están yendo todos hacia los tejos y observo que están midiendo la distancia de cada uno de los tejos hacia la raya. Se están sacando de sus bolsillos un Euro cada uno y los están depositando encima de la caña que permanece en el centro del círculo de forma vertical.

Al oír la palabra Euro, mi abuelo no pudo permanecer callado y me dijo doctamente, como si fuese un maestro, a la vez que me regañaba cariñosamente:

 - Horacio, el Euro empezó a usarse por primera vez en Europa de modo definitivo el año de 2002. Antes estuvo circulando con la peseta durante dos años. Antes que el Euro los españoles usábamos la peseta como moneda de cambio. Lo que tú has visto que están poniendo es una moneda de 10 céntimos de peseta que empezó a usarse en España en el año de 1868 reinando Isabel II . La moneda de diez céntimos (perrogordo) se parece un poco al Euro pero es mucho más fina y sin bordes casi. Pero bueno, te he interrumpido -dijo mi abuelo-  perdona y sigue con lo que estabas observando en el cuadro.

Entonces, obediente a las órdenes de mi querido abuelo, continué diciéndole:

- Abuelo, ha tirado uno de los niños participantes al caliche y ha sacado dos monedas del círculo, se las ha guardado, las están colocando de nuevo las restantes y ahora lanza el tejo otro participante. Todas han caído dentro, las están poniendo de nuevo y ahora es otro el que tira. Me estoy dando cuenta que van tirando por el orden que sus tejos cayeron más cerca de la raya de dos pasos que habían trazado.

…Hice una respiración profunda como si estuviese cansado y a la vez un desperezo. Entonces, mi abuelo, siempre solícito a mis caprichos, me pasó la mano por la cara cariñosamente y como era habitual, me mesó el pelo y me dijo:

Horacio, tenías ganas de pasear pero ¡¡¡vaya siesta que te has echado, eh!!! 

 

Nota editorial

El juego del caliche tiene un significado real, como el descrito por los compinches y confabulados nieto y abuelo.

Tenía también en la época del abuelo un significado fálico. Por ello

A)  Los jóvenes que iban a ‘la Cuesta de la Magdalena’ hoy Plaza Mayor de Murcia, se citaban de esta guisa: ¿Derribamos el caliche?

B)   Los más religiosos que acudían al párroco a descargar sus conciencias decían al confesor: ‘me acuso, padre, que me han tirado el caliche’

C)   Los más osados a la hora de cortejar a las mozas, procedían de este jaez: ‘nena, tu arte en el derribo del caliche tiene que ser de antología’ y otras lindezas similares

 

 Por Victorio Navarro Vigueras

Viejo, calvo y loco maestro

 

domingo, 11 de noviembre de 2012

Matemáticas (dígitos árabes) 1ª Edición en NABAUENSA y Mediafire

http://www.mediafire.com/?m1whbyo7ib8x3fy

Es un trabajo en donde se explica el porqué del nombre de los dígitos árabes (1, 2, 3...), dando por supuesto que hay discusión sobre la veracidad del tema. que el lector juzque. está hecho en formato PPS

martes, 6 de noviembre de 2012

sábado, 3 de noviembre de 2012

Cuentos de mi abuelo ( El o al GIL). 1ª Edición en NABUENSA directamente


Cuentos de mi abuelo (serie)
 


 

El o al GIL (título)
 
 

No serían las cuatro de la tarde del mes de noviembre cuando le di la mano a mi abuelo y comenzamos a caminar. Caía un calabobos y yo estaba más bien inquieto pero mi abuelo precisaba el paseo para quemar azúcar.

-         Horacio, no reniegues que te voy a contar lo que hacíamos los amigos en mi época, cuando llovía, me dijo mi abuelo.

-         Me imagino, que lo más normal es que os pusieseis a cubierta, ¿no te parece, abuelo?

-          Pues no, chiquillo. Las calles de entonces no estaban enfastás y al llover se hacía barro. Entonces nos juntábamos unos amigos a jugar alGIL. Nada, nada, no me preguntes y ten paciencia que te lo voy a explicar pero tranquilamente. El juego consistía en que cada participante, entre cuatro o cinco,  hacía como un cenicero de barro. La técnica del mismo consistía en hacerlo de manera que el fondo fuese lo más fino posible y los bordes o paredes lo más resistentes para que al estamparlo contra el suelo no se rompiesen los bordes y sí el culo.

-         Abuelo, si no te explicas mejor, no entiendo ni mu.

-         Pues atiende y espera que ahora va lo bueno. Cuando ya teníamos hecho el ‘cenicero’, pedíamos turno y a continuación lo estampábamos  contra la acera. La presión del golpe hacía que se rompiese por el culo y entonces cada jugador tenía que hacer una chapa de su barro equivalente al roto y así pagaba su deuda.

-         Abuelo, y entonces, qué.

-         Pues mira, nietecico, íbamos tirando por turno pero una vez establecidas las veces que íbamos a tirar y por turno, ganaba quien más barro había aculado.

-         Entonces, con el barro acumulado, el ganador lo vendía y se compraba chuches, ¿no abuelo?

-         Vamos anda, tienes cosas de peón caminero. Eran otros tiempos y en aquella época no había chuches ni dinero para comprarlas, salvo algunos riquicos que había en el pueblo. Las chuches, que vosotros llamáis ahora, más frecuentes y accesibles a nuestros bolsillos de entonces eran peladillas de anís, caramelos, cuernos de merengue y, sobre todo, caramelos hechos en la propia casa con azúcar tostada como una especie de piruleta

-         Abuelo, ¿Y cómo establecíais el turno de jugada?

-         Pues mira, chiquillo, de dos maneras. Una, alzando la mano y aceptando quién la elevaba primero, segundo, etc. y la otra, la más frecuente, escondiendo una china entre la manos y poniendo los puños cerrados detrás. Se mostraban los puños cerrados al oponente y si acertaba dónde estaba la china, era él quien tiraba primero. Ese rito se iba repitiendo entre parejas.

-         Abuelo, después de la partida, a la fuente del pueblo a lavarse las manos, ¿No es así? Porque me imagino que terminaríais buenos de barro.

-         Pues no, querido. Tras el juego, a la acequia mayor del pueblo a lavarse y santas pascuas.

-         Abuelo, me estoy cansando y ya no aguanto más.

A pesar de lo cascarrabias que era, me trataba como un rey. Entonces nos sentamos sobre una margen, mi abuelo me acurrucó en su regazo debajo de un puente y me dormí. A lo lejos oí como un campanilleo de mulas, salté como asustado. Al sobresaltarme, mi abuelo me preguntó:

-         Horacio, ¿Dónde estabas?

 

 

Por Victorio Navarro Vigueras

Viejo, calvo y loco maestro