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viernes, 17 de junio de 2011

Ciencia (evolución de las especies). 1ª Edición en NABUENSA y MediaFire

http://www.mediafire.com/download/gxzl74w7exx788j/Ciencia+%28Evoluci%C3%B3n+de+las+especies%29.pps
    
Es un brevísimo resumen del tema 'la evolución de las especies'. El tratado más extenso está subido también en mi blog pero en formato Word. Ete formato en PPS nos permite leer y, a la vez, escuchar una buena música ambiental.

jueves, 16 de junio de 2011

Ciencia (Evolución de las especies). !ª Edición en NABUENSA directamente


La evolución de las especies


Charles Darwin



 
Juan Bautista Lamarck, su teoría
Principio
La teoría original de la evolución expuesta en forma lógica se debe a Juan Bautista de Lamarck, zoólogo francés, cuya Filosofía Zoológica se publicó en 1809. Lamarck suponía que los seres vivos están animados por una fuerza innata con la cual luchan frente al antagonismo del ambiente. Aceptaba también que las adaptaciones a ese ambiente, una vez fijadas, se propagaban a las generaciones sucesivas, o sea que los caracteres adquiridos se heredan. Al desarrollar el concepto de que aparecen nuevos órganos como respuesta a las necesidades de la lucha con el medio, dedujo que su tamaño e importancia se relacionaba con la ley del "uso y la falta de uso", lo cual también se hereda en el curso de las generaciones.
Su conclusión
La teoría lamarquista explicaría la adaptación de muchos vegetales y animales al medio, pero en definitiva es inaceptable, puesto que las pruebas genéticas son decisivas en el sentido de que los caracteres adquiridos no se heredan.

 


Charles Darwin, su teoría. La selección natural
Su tesis
La contribución de Charles Darwin a los conocimientos científicos fue doble: presentó las pruebas para demostrar que la evolución había ocurrido, a la vez que formuló una teoría, la de la selección natural, para explicar el mecanismo de la evolución. La publicación de Darwin, en 1859, del Origen de las Especies es un hito, no sólo en la historia de la biología sino, asimismo, en la del pensamiento humano, puesto que dicho libro, aportando una demostración positiva de la doctrina evolucionista, ha ejercido una considerable influencia en el desarrollo de toda la filosofía.
Pequeña biografía
Darwin embarcó como naturalista en el Beagle, un barco pequeño, para dar la vuelta al mundo. En su viaje, Darwin reunió gran cantidad de observaciones interesantes, estableció fecundas analogías, meditando sobre grandes cuestiones, tales como la adaptación de los seres vivos, la diversidad de las especies y sus mutuas relaciones, la lucha por la existencia, la formación de las islas volcánicas y así mismo de los corales, etc. A su vuelta, Darwin se dedicó a redactar su Diario de viaje; publicó diversos trabajos de geología. Veinte años después de su regreso a Inglaterra publicó el Origen de las especies. Escribió luego numerosos libros, algunos de los cuales serían una prolongación de esta obra.
Coincidencias
En 1858 Darwin recibió un manuscrito de Wallace, joven naturalista que entonces estaba estudiando la distribución de las plantas y animales en la India y en la Península Malaya. En su obra, Wallace formulaba la idea de la selección natural, a la cual había llegado sin conocer la obra darwiniana, pero inspirado, lo mismo que Darwin, por el tratado de Malthus sobre el crecimiento de la población y la necesaria lucha por la existencia. Por acuerdo mutuo, Darwin y Wallace presentaron, en colaboración un informe sobre su teoría, a la Sociedad Linneo de Londres, aquel mismo año.
Resumen
La explicación propuesta por Darwin y Wallace respecto a la forma en que ocurre la evolución, puede resumirse en la forma siguiente:
Ú La posibilidad de variación es característica de todas las especies de animales y plantas. Darwin y Wallace suponían que la variación era una de las propiedades innatas de los seres vivos. Hoy sabemos distinguir las variaciones heredadas de las no heredadas. Sólo las primeras, producidas por mutaciones, son importantes en la evolución.
Ú
De cualquier especie nacen más individuos de los que pueden obtener su alimento y sobrevivir. Sin embargo, como el número de individuos de cada especie sigue más o menos constante bajo condiciones naturales, debe deducirse que perece un porcentaje de la descendencia en cada generación. Si la descendencia de una especie prosperara en su totalidad, y sucesivamente se reprodujera, pronto avasallaría a cualquiera otra especie sobre la Tierra.
Ú
Lucha por la existencia. Sentado que nacen más individuos de los que pueden sobrevivir, tiene que declararse una lucha por la existencia, una competencia en busca de espacio y alimento. Esta lucha es directa o indirecta, como la de los animales y vegetales para sobrevivir ante condiciones de falta de agua o de bajas temperaturas o a otras condiciones desfavorables del medio ambiente.
Ú
Esencia de la selección natural. Aquellas variaciones que capacitan mejor a un organismo para sobrevivir en un medio ambiente dado favorecerán a sus poseedores sobre otros organismos menos adaptados. Las ideas de la "lucha por la supervivencia" y "supervivencia del más apto" son la esencia de la teoría de la selección natural, de Darwin y Wallace.
Ú
Transmisión genética. Los individuos supervivientes originarán la siguiente generación, y de este modo se transmiten variaciones "aventajadas" a la siguiente generación y a la siguiente y así sucesivamente.
Consecuencias científicas, sociales y religiosas
Las teorías del naturalista británico modificaron diametralmente las nociones acerca del origen y la evolución del hombre. Darwin refutó la arraigada creencia de que el hombre poseía un origen divino y demostró que los seres humanos eran el resultado de un proceso de desarrollo biológico. Opuso teorías científicas a las explicaciones de carácter teológico, hecho que tuvo un impacto considerable en la mentalidad de la época. Sus teorías provocaron una enorme controversia en la sociedad decimonónica y dieron lugar a encendidos debates.
Consecuencia lógica de estas teorías fue la puesta en cuestión de la visión antropocentrista de la naturaleza. Si el hombre no era una creación divina, tal como afirmaban las creencias vigentes hasta el siglo XIX, no había razón para sostener que ocupaba un lugar central en el orden natural

domingo, 12 de junio de 2011

Cuentos de mi abuelo (Jugamos a las bolas). 1ª Edición en NABUENSA Directamente

Cuentos de mi abuelo


JUGAMOS A LAS BOLAS


 

    ... Me cogió de la mano y comenzamos nuestro paseo de las tardes otoñales. Anda que te anda y a recorrer las orillas del pueblo para que mi abuelo, que padecía de glucemia, quemara un poco de energía y no le subiera demasiado el índice de azúcar en la sangre. Pues ya sabéis que muchas de las personas mayores que salen a pasear los suelen hacer para que la glucosa no les suba demasiado. Andando, queman los azúcares que contiene la sangre y así no están expuestos a algún ataque de glucosa.

 

    Mi abuelo era un hombre muy meticuloso y salía a pasear todas las tardes desde que le entró la enfermedad. Ello ocurrió cuando tenía treinta y cinco años. Cuando era más joven, salía él solo o acompañado de algunos amigos. Sin embargo, en este otoño pasado le acompañaba yo porque ya no quedaba ninguno de sus amigos y los pocos de su edad que vivían en el pueblo, o vivían lejos, o no tenían esa necesidad, o no se podían valer. Por lo demás, ya le quedaban pocas energías para seguir el paso de los más jóvenes. También tengo que deciros que él se beneficiaba de mi compañía y yo salía ganado con sus enseñanzas.

 

    Durante aquella tarde andábamos hablando sobre los entretenimientos que solíamos tener los críos de ahora y los de antes. Una vez más, me sentí cansado y mi abuelo me invitó a descansar bajo los ojos de un puente. Mientras yo estaba cogido a su brazo descansando, observé cómo él hacía un hoyo con la punta de su bastón. Cuando lo hubo terminado, se levantó y, cogiendo un poco de barro hizo una canica con la que trató de jugar. Bueno, yo digo canica pero mi abuelo siempre decía bola. Pronunciaba unas palabras tan extrañas para mí que le pregunté:
  • ¿Qué significa "guá", "tute", "chupá", o "pie"? ¿Qué quiere decir eso de "ojo"? Cuando mi abuelo trató de explicarme, yo, como otras tardes, estaba roque. A pesar de ello, oía cómo me decía:
  • Pedro, pon atención y no te despistes.

 

Al instante de darme aquel aviso, vi venir por los aires una esfera a velocidad astronómica. Mi abuelo me invitó a subir en ella. Era divertido volar sobre la esfera pues aquella tarde no corríamos sino que íbamos como danzando. ¡Qué divertido era mi abuelo! Danzábamos, cantábamos, reíamos y, a veces, hasta llorábamos de alegría. De repente y, como quien no quiere la cosa, aparecieron unas cuantas bolas. Mi abuelo, montado sobre una de cristal y con dibujos incrustados, iba dándoles a las otras unos pequeños toques al tiempo que decía chupá, pie, tute, guá. Como si me hubiese puesto una cinta de vídeo, me encontré de repente en una plaza llena de chiquillos jugando a las bolas. Habían hecho un hoyo en el suelo y jugaban cinco a la vez. Primero tiraba uno y tenía que darle a otro. Entonces era "chupá". El segundo toque era "pie" y para que fuese válido tenía que caber el pie, de forma trasversal, de algunos de los jugadores entre ambas bolas. En tercer lugar era "tute", lo cual suponía que una vez dado el tute tenía que tirar al guá. Si conseguía introducir la bola en el hoyo, ganaba una bola al contrario. Pero no acababa todo ahí pues si el que tiraba era experto y tenía un poco de suerte, podía simultanear con varios jugadores a la vez.

 

En aquella plaza había muchos niños jugando. Pero lo que más me llamó la atención fue la bola desde el ojo. Este juego es de lo más original que yo he visto. Uno ponía la bola en el suelo y el que tiraba o tenía mano acomodaba la del contrario entre las puntas de sus pies, ponía la suya entre sus dedos índice y pulgar, la colocaba debajo de su ojo y la dejaba caer sobre la del competidor. Si la tocaba, había ganado la bola. Si no la tocaba, la había perdido. En este caso, tiraba el contrario.

 

Estando yo tan fuera de mí viendo aquellos juegos tan entretenidos, tan originales, tan baratos, tan inofensivos y tan atractivos, oí un griterío. Unos niños trataban de hacer trampa y otros se rebelaron. De inmediato se enzarzó una pelea y empezaron a tirarse las bolas unos a otros. Las bolas volaban por los aires como proyectiles. Estando en la refriega vi venir por los aires una de aquellas bolas lanzadas por uno de los contendientes, le dio a la bola de cristal sobre la que cabalgamos mi abuelo y yo. Se hizo mil añicos. Del sobresalto empecé a darle puñetazos a mi abuelo. Entonces él, que cuidaba mis descansos como centinela en guardia, me dijo:
- Pedro, ¿qué te ha pasado?

martes, 7 de junio de 2011