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sábado, 9 de marzo de 2013

Cuentos de mi abuelo (LOS DOS LOBOS) 1ª Edición en NABAUENSA directamente


Cuentos de mi abuelo (serie)
 
LOS  DOS LOBOS (cuento)

 
me cogió de la mano y empezamos a caminar. Como de costumbre, mi abuelo se apoyaba en el bastón y en mí. No era tonto pues de esta manera contaba con sus fuerzas, aunque fuesen pocas, con las del bastón y con las mías. ¡Qué astuto era! No sabría decir por qué pero esta tarde lo veía con ganas de enseñarme algo de capital importancia. Cuando ya llevábamos un buen trecho del camino habitual realizado, yo, más fuerte que él pero más cansadizo, le dije:

- Abuelo, me estoy cansando un poco y creo que deberíamos descansar, de esta forma ganaríamos tiempo, fuerzas y contemplaríamos el paisaje en toda su belleza. Siempre atento a mis deseos, mi viejo cascarrabias se sentó sobre una margen suficientemente cómoda para descansar entrambos. Mientras contemplábamos la Naturaleza, yo me sentí un tanto cansado y me recliné un poco posando mi cabeza sobre sus muslos. Me entró un sopor que no os quiero ni contar. Estando en estas, mi viejo maestro me dijo:

- ¿Oyes, Horacio?

- No oigo nada, le contesté. Entonces él me dijo:

- Pues estate atento, no pierdas detalle y escucha.

 Entonces oí cómo unos lobos aullaban y sus aullidos simulando lamentos o amenazas se me clavaban en mi interior como si esos lobos quisieran decirme algo. Entonces mi sabio viejo me dijo:

- Horacio, esos aullidos que escuchas es que los lobos están librando una batalla feroz pero no entre ellos sino cada uno consigo mismo. Muchas cosas de las que me hablaba mi abuelo yo no las entendía pero entonces él, para no hacerse cansado y evitar aburrirme, me decía:

- Chiquillo, no penes que cuando se te caiga el pelo, ya lo entenderás. Lógicamente me quería decir cuando fuese mayor

Entonces yo le dije:

- Abuelo, no entiendo nada. Cómo puede un lobo pelearse consigo mismo, cómo se va a morder a sí mismo, tienes unas cosas…

- Mira nietecico, la batalla de la que te hablo se está librando en cada persona porque cada uno de nosotros llevamos dentro dos lobos.

- Ahora te entiendo menos, le dije. Yo no llevo ningún lobo dentro de mí. En mi interior sólo están las tripas, el corazón y otras cosas que tú sabes. No me cantes milongas, abuelo. Entonces, él con la paciencia que solía usar conmigo me dijo:

- Calla y escucha atentamente, rapaz. No pierdas detalle

Dentro de cada persona hay dos lobos, uno malo y otro bueno.

El lobo malo es muy malvado y está lleno de ira, envidia, celos, tristeza, pesar, avaricia, venganza, arrogancia, autocompasión, culpa, resentimiento, complejo de inferioridad, mentiras, falsedades,  orgullo, rapiña, complejo de superioridad y no sé cuántas cosas más a cuál de ellas peor.

El lobo bueno está rebosante de cosas buenas tales como alegría, paz, amor, esperanza, comprensión, humildad, bondad, benevolencia, generosidad, compasión, fe, ilusión, amor y respeto a los otros.

Entonces yo, salí de mi mutismo y volví a la carga preguntando a mi abuelo para ver si lo ponía en un aprieto.

- Abuelo, en esa lucha que dices tan feroz, ¿cuál de los dos lobos ganará la pelea?

Entonces mi viejo, a quien no gustaban las prisas cuando parlamentaba, me dijo:

- Horacio, de esos dos lobos que tú llevas dentro de ti, ganará aquel al que tú mejor alimentes.

 

         Con tanto lobo y tanta lucha, sentí un escalofrío, me estremecí, sentí como un sudor frío, di un salto intentando escaparme de los lobos y entonces mi abuelo se sacó un pañuelo del bolsillo, me limpió el sudor y me dijo:

- Horacio, ¿qué estabas soñando?

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